Espinosos
[Entre rapsodas]
Sorbiendo la melancolía del espacio, una espesa mezcla entre las vendas de antaño y el negro de sus pasos, la soledad que voy esculpiendo a diario.
Esta noche deseo que nuestras paredes sean agua, que fluyan a los recónditos escondrijos y sedan ante los encuentros de los ajenos a este mundo. Quiero erigir nuestras voces en este planeta capitalista, con versos que hablen de lo que algunos llaman utopía, luchar por aquellas cosas que varios denominan las causas perdidas, enfrentar el dolor en compañía. Y hoy que estás en este puerto quiero gritarte con toda mi energía, con mi voz que tal vez te parece inverosímil y desconocida: Hoy yo te arengo a salir de la elegía.
Tú mirada perdida y cerrada como el más lejano golfo, allá quiero llegar con mis ojos; navegar el mohíno mar de tus escombros y sorber la desesperanza que guardas en tus hombros. Desalojar tu hermética orbe para dibujar suaves trazos, acariciarte mientras el aire te cuenta sus encantos (intentarlo al menos intentarlo).
Verbos en mi garganta surgen para la llamarada, llamada hacia tu esquiva vena y caja torácica, y si la ternura te incomoda y choca con tu alma, al pan pan y al vino vino y estas son mis cartas: No son estrategias ni tentativas para que sedas a mis palmas, es la verdad que brota de mi humilde espalda y desde el frondoso latir que dejaste en mis llagas, unas ganas de parar los desamparados días en búsqueda de tus herbáceas palabras. Y me arrojas a la orilla de lo improbable, quizás no he sabido versar lo que está en mi talante, habitada soy por asfódelos que se contorsionan por tu carne, por tus escuetas palabras que se fijan en mi hambre.
Por favor no sedas ante el trapecio de tus tempestades, el vaivén de miedos puede sanar con cálidas verdades, la hondura de nostalgias se puede sobrellevar con ritmos fraternales donde no remojes más tus pestañas en agrias oquedades. Permanece un momento junto a estas expresiones, esperando que alguna cale tus estados ocres; Y esta noche me basta la revelación del latir que me mantiene insomne, los vocablos conjugados al poeta y sus parcos espectros, un intento más contra la disolución de los cuerpos.
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