miércoles, 26 de octubre de 2011

Lavado electromagnético


Nos tienen amaestrados,
Con el lóbulo frontal idiotizado,
Con los parpados bien pegados,
 Con la lengua dormida
Y los brazos coartados.

A merced del monstruo de la desinformación,
El terror electromagnético
Que en cada hogar  se erigió como destructor,
Hipnotizados caemos bajo su control
Víctimas de la Alienación

Y los mismos que  reparten migajas,
Se encargan de  disolver tu alma,
De rellenar con mierda tu lóbulo occipital,
Que tu mielina no sea  ya capaz de crear.

Por eso vamos deshabitando el letargo,
 Que el organismo sea motor de cambio,
Que el lóbulo temporal y parietal hagan su trabajo
No más inercia en el sillón,
Mientras otros comen  nuestras manos.

                                                               

martes, 25 de octubre de 2011




 Estas ahí, ella te siente con su cuerpo insomne, con su  ocre palpitar; entras por sus capilares y arterias, penetras la pupila y la retina socavando el iris  y el lacrimal. Ella se desnuda frente a las fantasmagóricas gaviotas que aman la nada, cuervos sangrantes deseosos de un clítoris desolado. Ella lame sus llagas, oculta sus costras y venda sus heridas, trata de ocultar  el devenir de su mandíbula, el anhelo que hace temblar sus rodillas.
Ella muerde  su lengua para no vociferar lo que siente en la sala, coge el silencio con sus palmas y lo abraza para no caer ante tu mirada. El verde  color que le llega desde tu espalda, trata de disimular  el apetito por tus palabras. Y  le falta el vocablo para narrar lo que guarda en sus ovarios, ese ímpetu de  talar tu hueso parietal, de entrar por tu esófago y llegar al prepucio para ensancharnos como el mar.
Y me quedo en la sala, con la angustia enclaustrada,  mirando tu frente lejana; Ella se queda pasmada, sentada describiendo  el vacío de su boca enlutada.












domingo, 23 de octubre de 2011

Luego existo


Pienso
en tu boca
y en mi boca
en mi nariz
y en tu aliento
en tu pelo
y en mi hombro
en tu tórax
y en mi espalda.
Pienso en tus ojos
y en este dolor
de estómago
en esas rótulas
y en tu pantalón
en el dorso de tu mano
y en mis palmas.
Pienso horizontalmente
en ti
y en mi almohada.


Heddy Navarro Harris (Poeta Chilena.Puerto Montt, 1944)

Hasta entonces ( Paz Molina)




Hasta que de la noche descienda la curva húmeda
que rodeará la noble simetría de tu cráneo
en lazada de oscuro subterfugio y a la vez
la corona, la regia investidura, multiplique
tu gesto en señal de infinito y sobrevenga
tu existencia como un retoño al verdadero origen.

Hasta que la noche alce su copa enorme
y beba el licor de tu sangre sublevada
y escojas , entre mil, el camino perdido
y la distancia heroica.
Ceremonia de turbulenta atmósfera

Hasta que de la noche se desprenda
el lento vestigio de la aurora,
blanco paño que extiende su frescura sobre el alma.
Rotunda lámpara.

Hasta que de la noche el sueño te separe
en otro sueño. Persecusión de la vana realidad
que se escurre entre los hilos de la conciencia
con una rapidez de sombra o de relámpago .

Hasta que de la noche te descuelgues,
luminoso,
con una certidumbre ensombrecida. 





Paz Molina  (poeta chilena)

domingo, 16 de octubre de 2011

Mal versados


Olvidar  un rato los versos para dejar
Que las imágenes se presenten como manifiesto,
 Tu voz en la que hoy me voy desenvolviendo,
Soltando las piernas en un soul-funk
que  va derritiendo

Los muslos apretados,
Aferrándonos a lo incierto,
Eyaculación de tu cuerpo en  mi  justo centro,
Agárrate de mi cintura para un impulso intenso
Mientras los asfódelos se abren para recibir tus nervios.

Aprieto los parpados para mantenerme en este cielo,
Arriba y abajo ya no tienen sus puestos,
Ponemos en práctica un vaivén callejero,
Adornado con resortes y respiros hondos
que queman el aliento.

Afilando el colmillo nos vamos seduciendo,
las manos perdidas en acuosos senderos
Y muerdo los labios para permanecer en este acierto,
Mientras tú lames mi cuello
 Yo te abrazo con mis senos.

Vamos elevándonos  a donde la agitación no permite el vocablo,
Piérdeme las llagas y vámonos un rato,
Dispara tu sangre
Y enciende mis labios,
Es la hondura de mi clítoris ansioso   de espasmos

Un gemido tremendo que anuncia la apertura de los llanos
Tu barba penetra mis ojos
y te pierdes en mi vientre revelado,
Los ombligos se juntan y narran lo pasado,
Tú abajo y yo arriba siendo baleada por tus disparos.
Lento y rápido,
La justa conjunción de nosotros los mal versados
Aquí está la verdadera poesía
Con reflejos y bramados
Con las sabanas húmedas y nuestras furtivas manos. 
                                                                                          

El vocablo como revelación,
Como  escultor de la yuxtaposición de los amantes,
Y  en versos le canto al lejano poeta,
Al de extraviados y ausentes ojos
Que encabritan mis cuerdas vocales.

La declaración de la carne,
El parir del latir,
El cantico de loba  que nace para  tus lágrimas,
 Donde mis manos  brotan para tu caída.

Hoy guardo en el pecho
un deseo profundo de ser agua,
que nos deslicemos en húmedas conjugaciones,
en comprensibles palpitaciones
que nos salven del presente silencio.
Y danzo como loca ante la nada
Con la indiferencia tatuada en la  espalda,
mohíno poeta, qué hago con mis ganas
Cuando decaigo mordiendo mis palmas
para sentir algo  en el alba.

El amanecer tiñe de luto mis labios,
Mi voz construye alaridos
Para que el sentimiento sea escuchado,
Hombre de humo pon atención a este bramado,
Que evoca el sabor de tus muslos en mis viejas manos.

Perdida sinfonía que permanece titilando en mis nervios,
Son esas notas por las que hoy desfallezco,
Uno vocales y consonantes para  proclamar
en lo que hoy acontezco,
A la espera de que las palabras lleguen a tus fantasmagóricos sesos.

Y en los días noctámbulos voy feneciendo,
Lentamente la autómata azulada es compañera del viento,
Se entrega al sabor insípido de los recuerdos,
Y en sus manos porta aves muertas en el desierto.



domingo, 9 de octubre de 2011


Conjugaciones en alba.

               Es la hora en que los pensamientos malhechores asaltan, un insípido y amargo sabor en la garganta, el insomnio que se adentra en la cabeza y dispara  a la calma, el vacío que se adentra en el esófago todas las mañanas.  El tiempo portador de insoportables alaridos, el rayo de sol que no basta para disipar mis mohínos sonidos, el canto húmedo de las sirenas que me incitan a la niebla del mar, cualquier silencio sorberé con tal de callar. El tiempo es el poderoso mal, jamás tuvo la propiedad de olvidar, la pluma fragua su batalla para continuar y  va construyendo alientos para la autómata que necesita descansar, solo apagar.
Aura porteña  que apacigua mi caída, ceder en manos de la melancolía o alimentarse de la orfebrería de vocablos; yo cambió y elijo refugiarme en el papel y en sus espasmos, arrojar las palabras como escudo contra el llanto, ahogar el pretérito de mi espalda en la tinta que configura mis  manos. 



Espinosos
                          [Entre rapsodas]


 Sorbiendo la melancolía del espacio, una espesa mezcla entre  las vendas de antaño  y el negro de sus pasos,  la soledad que voy esculpiendo a diario.
 Esta noche deseo que nuestras paredes sean agua, que fluyan a los recónditos escondrijos y sedan ante los encuentros de  los ajenos a este mundo. Quiero erigir nuestras voces en este planeta  capitalista, con versos que hablen de lo que algunos llaman utopía, luchar por aquellas cosas que varios denominan las causas perdidas, enfrentar el dolor en compañía. Y hoy  que estás en este puerto quiero gritarte con toda mi energía, con mi voz que tal vez te parece inverosímil y desconocida: Hoy  yo te arengo a  salir de la elegía.
 Tú mirada perdida  y cerrada como el más lejano golfo, allá quiero llegar  con mis ojos; navegar el mohíno mar de tus escombros y  sorber la desesperanza que guardas en tus hombros. Desalojar tu hermética orbe para dibujar suaves trazos, acariciarte mientras el aire te cuenta sus encantos (intentarlo al menos intentarlo).
Verbos en mi garganta surgen para la llamarada, llamada hacia tu esquiva vena y caja torácica, y si la ternura te incomoda y choca con tu alma, al pan pan  y al  vino  vino y estas son mis cartas: No son  estrategias  ni tentativas para que sedas a mis palmas, es la verdad que brota de mi  humilde espalda y desde  el frondoso latir que dejaste en mis llagas, unas ganas de parar los desamparados días en  búsqueda de tus herbáceas palabras. Y me arrojas  a la orilla de lo improbable,  quizás no he sabido versar lo que está en mi talante, habitada soy  por asfódelos que se contorsionan   por tu carne, por tus escuetas palabras que se fijan  en mi hambre.
 Por favor no sedas ante el trapecio de tus tempestades, el vaivén de miedos puede sanar con cálidas verdades, la hondura de  nostalgias  se  puede sobrellevar  con ritmos fraternales donde  no remojes más tus pestañas en agrias  oquedades. Permanece un momento junto a estas expresiones, esperando que alguna cale tus estados ocres; Y esta noche me  basta la revelación del latir que me mantiene insomne, los vocablos conjugados al poeta y sus parcos espectros, un intento  más contra la disolución  de los cuerpos.