Blasfema
Hay pocas cosas
tan ensordecedoras
como el silencio
Mario Benedetti.
Oye el canto baldío de esta loba famélica que derrama su clorofila a causa de tu daga.
Los dolores se acumulan se superponen, germinan en el invierno de esta autómata desteñida que flagela sus sesos. Parapetos para extraviarme de tu mirada, foránea ante tu rostro deshilvano mis nombres, divago exhausta por los escombros de mis pasos, azulado el paisaje cobija mi vientre despoblado mientras busco resguardo en el paracaídas de tus manos.
Extradición de mis voces desde el abismo cóncavo de tus labios, extraño oficio es el de predicar desiertos para nuestros páramos, yo conjugaba versos para la conjunción de los seres derramados, pero la poesía ya no otorga combinaciones para los cobardes que muerden los llanos.
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