sábado, 5 de noviembre de 2011


Blasfema 




Hay pocas cosas
tan ensordecedoras
como el silencio
Mario Benedetti.
  

Oye el canto baldío de esta loba famélica que  derrama su clorofila a causa de tu daga.
Los dolores se acumulan se superponen, germinan en el invierno de esta autómata desteñida que flagela sus sesos. Parapetos  para  extraviarme de tu mirada, foránea ante tu rostro deshilvano mis nombres, divago exhausta por los escombros de mis pasos, azulado el paisaje cobija mi vientre despoblado mientras busco resguardo en el paracaídas de tus manos.

Extradición de mis voces desde el abismo cóncavo de tus labios, extraño oficio  es el de predicar desiertos para nuestros páramos, yo conjugaba  versos  para la conjunción de los seres derramados, pero  la poesía ya no otorga combinaciones para los cobardes que muerden los llanos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario